AÑO 2050

¿Qué cómo era la educación en los años 20 de este siglo?

Recuerdo cómo era la escuela de hace 30 años y al compararla con la de ahora, veo que hay muchas cosas que han cambiado, otras que han desaparecido, otras nuevas y otras que, por mucho que nos pese, siguen siendo igual.

Recuerdo sobre todo aquellas mochilas cargadas de libros; unos 15 kg a las costillas de aquellos pobres chavales, todos los días, ida y vuelta. Les costó darse cuenta de que el mismo material y las mismas actividades se pueden hacer en las pantallas plegables, aunque siga habiendo profesores de esos que añoran el papel.

Recuerdo también a todos los chavales yendo al mismo sitio y a la misma hora, para salir de nuevo todos a la misma hora del mismo sitio, como los borregos que veíamos en los documentales sobre aquello que llamaban pastoreo antiguamente. ¡Qué distinto ahora, donde los jóvenes aprenden en cualquier lugar y a cualquier hora! Lo mismo te calculan la ecuación de la parábola que describe el balón en un tiro a canasta durante un partido de baloncesto, que te hacen una rima consonante con los nombres de los comercios de una calle. La escuela como edificio se ha convertido en un mero almacén de material escolar, donde los alumnos recogen los materiales que necesitan en cada momento y los vuelven a entregar.

Los profesores casi no ven ni conocen a los alumnos. Se limitan a entregar material para que los chicos lo trabajen por su cuenta y ante cualquier duda, siempre hay uno de servicio 24/7/365, en cambio a los tutores los ven más; les hacen test de todo tipo, les preguntan sobre su vida, sus inquietudes, sus relaciones con los demás, de su visión de su aprendizaje, etc. También les recomiendan algunos vídeos, podcast y otros materiales para trabajar algún tema en concreto.

Parte de los padres se ha desentendido casi por completo de la educación de sus hijos, pero no por falta de interés, sino por que ya no alcanzan el nivel de conocimientos que tienen estos, el manejo de las nuevas herramientas educativas, los nuevos sistemas de aprendizaje y las nuevas asignaturas, de las que jamás habían oído hablar, como “Conocimiento intrapersonal” o “Diseño de modelos y simuladores”. Por el contrario, los que sí que llegan, son aquellos que en su momento aprendieron a aprender y han ido evolucionando y actualizándose con el paso de los años al mismo tiempo que ha ido cambiando el mundo.

Al igual que a los adultos a los que su trabajo se lo permite, los chavales se pasan todo el día en la calle, jugando, aprendiendo, socializando o vagueando, ya no hay diferencia, bien con sus amigos, bien con otros compañeros con los que tengan que colaborar para alguna acción formativa o solos, conectados continuamente con todos a través de estos pequeños dispositivos audiovisuales, con forma de pinganillo, comandados por voz, capaces de recibir, proyectar y enviar sonido, imágenes y hologramas en cualquier momento.

Recuerdo también lo primitivos que éramos hace 30 años, cuando todavía había gente que se sentía mal por estar cerca de alguien que les parecía diferente, pero lo peor era la manera que tenían de expresarlo, con insultos, vejaciones o violencia. Suerte que eso ha cambiado.

Por desgracia, lo que no ha cambiado es la actitud de los gobernantes, que siguen sin ponerse de acuerdo en una ley educativa que sea capaz de satisfacer las necesidades tanto de la sociedad, como de los estudiantes (como alumnos y como personas), y de cada una de las partes implicadas en la formación de nuestros jóvenes (profesores, creadores de material, padres, divulgadores, medios de comunicación, redes sociales, etc.). Siguen siendo las familias, más bien las asociaciones de familias, las que se adelantan a las autoridades educativas en cuanto a las acciones formativas que deben realizar sus hijos, los materiales que deben emplear y los medios de los que deben disponer. Esto, por supuesto, aumenta la brecha educativa según los recursos de las familias, pero ese aumento se ve reducido gracias a la solidaridad de unas asociaciones de familias con otras, tanto para compartir recursos, materiales e incluso medios, gracias a los nuevos sistemas de logística y distribución.

Espero haber contestado a tu pregunta.

Dicho todo esto, voy a salir a dar un paseo con mi pareja y así charlamos un poco, que hace tiempo que no lo hacemos.

 


CONFLICTO EN EL AULA


 

Un conflicto que es fácil que se dé en el aula es el del uso del teléfono móvil.

Aparte de la interrupción que supone para el profesor mientras está dando clase, el sonido de una llamada entrante, un mensaje o cualquier otra notificación, está también la falta de atención del alumno que está más pendiente del teléfono que de atender a lo que tiene que hacer o a la correspondiente explicación.

Por otra parte, el teléfono móvil es una herramienta más que también puede ser utilizada con fines educativos.

Muchos centros escolares tienen prohibido el uso de estos dispositivos en las aulas, aunque la realidad sea que los jóvenes los lleven, a pesar de la prohibición.

Una manera de resolver este conflicto, puede ser el acuerdo con los estudiantes de que puedan llevarlo al centro, con el compromiso de hacer un uso responsable y respetuoso de él, manteniéndolo en silencio durante las clases y sin distracciones durante las mismas, pudiendo ser usado para consultas, búsquedas de información, envío y recepción de archivos o tareas, etc.

Si los alumnos son conscientes de que el incumplimiento de este acuerdo supondría volver a la situación anterior de prohibición de teléfonos móviles, ellos mismos velarán por que el resto de compañeros traten de mantener dicho acuerdo, puesto que en ese caso saldrían todos perdiendo.

EL PROFESOR/TUTOR IDEAL

 


Un buen profesor/tutor, en mi opinión, debería de tener las siguientes cualidades:

-          Motivador:

·         Debe ser capaz de incitar y mantener la curiosidad y el interés del alumnado por la materia o actividad a desarrollar.

-          Respetuoso:

·         Debe encontrar las palabras y el tono de voz correctos para no herir la sensibilidad del interlocutor y facilitar de esa manera la comunicación y el entendimiento.

-          Coherente:

·         Que tenga una línea de actuación definida, sin cambios en la manera de actuar.

-          Ejemplar:

·         Que sea un ejemplo a seguir, tanto por los alumnos como por sus compañeros profesores.

-          Íntegro:

·         Que se mantenga fiel a sus principios y no se deje llevar por presiones externas.

-          Justo:

·         Tanto a la hora de evaluar como de mantener el control en el aula.

Por otro lado, las competencias que destacaría de un buen profesor/tutor serían las siguientes:

-          Empático:

·         Ha de ser capaz de ponerse en el lugar de su interlocutor para entender su punto de vista.

-          Asertivo:

·         Con la capacidad de defender sus ideas y decisiones sin menoscabar la sensibilidad de su interlocutor.

-          Sereno:

·         Que no pierda la calma ante un conflicto.

-          Resolutivo:

·         Con capacidad de resolver problemas y conflictos.

-          Comunicativo:

·         Con facilidad para transmitir y hacerse entender.

-          Cordial:

·         Fácil de tratar.

-          Accesible:

·         Con disponibilidad suficiente y facilidad a la hora de contar con él.

-          Honrado:

·         Con un comportamiento ejemplar, pues en caso contrario, perderá autoridad y legitimidad.

-          Conocedor de la materia que imparte:

·         De no ser así, se generarán dudas sobre su competencia y aptitud y esas dudas se trasladarán al resto de sus cualidades y competencias.